11 enero 2016

Nuevas escrituras argentinas


Panorama Interzona. Narrativas emergentes de la Argentina, de Elsa Drucaroff (comp.) Buenos Aires: Interzona Editora, 2012. 310 páginas.

Lucila Rosario Lastero


 


En los últimos tiempos han surgido, en el espacio nacional, escrituras cuyos autores rondan entre los 20 y 40 años y cuyas características estilísticas y temáticas son novedosas y, en algunos casos, transgresoras. Sin llegar a conformar un núcleo en el que se identifiquen verdaderos rasgos de semejanza, se puede observar en estas producciones, sin embargo, algunas herencias predominantes, que actúan a la manera de ideosemas, en términos de Cros.    

Elsa Drucaroff ha reunido un grupo de textos que responden a estas características y, estableciendo continuidad con su anterior publicación Los prisioneros de la torre. Política, relatos y jóvenes en la postdictadura,  ha producido un “panorama”, como ella misma lo define desde el título, de creaciones emergentes.  La editorial propulsora de la idea es Interzona, proyecto de reciente aparición, y cuya intención es difundir literatura nueva e impulsar talentos antes ocultos. 

La selección incurre en la prevalencia de escritores de Buenos Aires, tanto de la Capital como de la provincia. En sus biografías, se menciona que algunos llegaron de otros países a integrarse a la vida bonaerense. Se suman a ellos un escritor de Córdoba, uno de Mendoza, uno de Santa Cruz y dos de Chaco. La exacerbada presencia de autores de Buenos Aires quizás deje latente el deseo de que aquella mirada panorámica se hubiera extendido un poco más allá y hubiera alcanzado a otros autores de provincias.     

La pregunta que sirve de eje a la selección es ¿qué escriben los jóvenes “después de”? Ese “después de” se detiene básicamente en dos hechos fundamentales de la historia argentina: la dictadura y la crisis del 2001. La autora explica, desde el prólogo, que la búsqueda fue hecha considerando a autores nuevos, poco conocidos, que ya comienzan a sobresalir pero que tienen pocas o ninguna publicación. También precisa, en su introducción, lo que entiende por  “narrativas” y postula el sentido amplio de la narratividad. En efecto, si bien en la selección predominan los textos narrativos, también hay poesía, teatro y crítica, y cada uno de ellos presenta interesantes variaciones a los géneros tradicionales.

Panorama Interzona se divide en bloques precedidos por un título y una breve explicación de la temática conductora de los textos agrupados en cada segmento. Los títulos son fragmentos de canciones de rock nacional -música tradicionalmente asociada con los jóvenes, con la ciudad y con la política del país- que sugieren diversos planteamientos. “Divina TV Führer”, “Jóvenes lobos quemándose de amor”, “Cuando la mentira es la verdad” y “¿Qué escribe en mi pared la tribu de mi calle?” son algunas de las frases que sirven de bisagra a las diferentes series de textos y en los que se destaca la presencia de Los Redonditos de Ricota junto a, por ejemplo, Divididos, Bersuit Vergarabat, Luis Alberto Spinetta. El rock como expresión de la cultura juvenil y urbana se fusiona entonces con la literatura para dar pie a ficciones que hablan desde una mirada crítica y abordan la violencia, los medios masivos, el sexo, el exterminio, entre otros. Estas temáticas recurrentes y resignificadas, que podríamos identificar como ideosemas, son denominados, ya en Los prisioneros de la torre, “manchas temáticas” por Drucaroff.

Entre estas narrativas emergentes transgénicas se destaca por ejemplo el texto de Bruno Petroni que, en clave de ciencia ficción, se refiere al morbo promovido por los medios masivos de comunicación con respecto a los cadáveres que aparecen en la ciudad. Otro interesante análisis de los medios masivos se despliega en “El casting”, de Sebastián Kirszner, dramaturgo considerado como uno de los más importantes de su generación y ponderado por Jorge Dubatti.  Hay textos que se detienen en las ausencias familiares, como “Conversaciones”, de Azucena Galettini. Autores como Hugo Salas y Eva del Rosario escarban en los secretos de la sexualidad y de las relaciones homosexuales, hasta el punto de revelar la perversidad que ronda en torno al sexo y sus expresiones. Entre las escrituras que incursionan en imágenes escatológicas, nos encontramos con “Estaba meando”, de Federico Torres, poesía provocadora que, además de transgredir la estética propia del texto poético, incluye a Jesús como personaje, desmitificando completamente la figura religiosa. Otra poesía desacralizadora es “El gaucho Martín Fierro”, de Oscar Fariña, que revive en clave de lenguaje de la villa el clásico de José Hernández.  “Rodeo. Monólogo en tres actos”, de Agustina Gatto, es una obra de teatro que le otorga la voz a un gaucho nostálgico de tierra extranjera. En “Casa Choff, la lluvia del invierno”, de Susana Campos, aparece el discurso sobre los montoneros y sobre sus estrategias de ocultamiento y preservación en la época de la dictadura. “Locutorio”, de Daniela Allerbon reúne en un mismo escenario urbano,  el de las cabinas telefónicas, voces que dan cuenta de dos conflictos alienantes: la inmigración y la desocupación. Como en esta selección no faltan tampoco los textos críticos, Sebastián Hernaiz en “Sobre lo nuevo: a cinco años del 19 y 20 de diciembre” analiza el fenómeno de la literatura post 19 y 20 de diciembre y Sol Echeverría se refiere a los textos publicados a partir de los 90 que discuten con el realismo, otorgándole la impronta metatextual al panorama.  El apartado “Cuando la mentira es la verdad. Narrativas del saber” incluye escritos que cuestionan el lugar de la teoría y la crítica en el análisis de la cultura.   

Panorama Interzona es una apuesta a pensar cuáles son las nuevas escrituras que están surgiendo en Argentina, a partir de un trayecto de lectura que aborda diversos estilos y núcleos temáticos. Sin duda, este panorama, este punto de vista desde una ventana, deberá volver a enfocarse dentro de algunos años, para detectar qué cosas de ese paisaje quedaron, qué cosas siguen brillando -o brillan mejor aún- bajo el sol de la literatura argentina.     

10 enero 2016

Fantasías infantiles

La niña cree en el amigo imaginario, en el Ángel de la Guarda y en el duende del árbol, pero no cree para nada en Papá Noel ni en los Reyes Magos. Sabe que ellos no existen y que sí existen, en cambio, las cuentas que sus papás tienen que pagar. Sabe que tendrá un solo regalo chiquito. Que tendrá regalo, por suerte, y que no puede pedir nada más porque no se puede. 

Papá Noel y los Reyes Magos son un invento más de la gente. Por suerte, sí existen papá y mamá y sus sueños de construir la casa propia.

La magia no se acabará por más que los Magos y los Noeles no existan. Ya habrá tiempo para otras fantasías y también para otras desilusiones.