No le gustaban mis sueños.
Me despertó en medio de la noche y me dijo con una voz gritona:
- No jodás, los unicornios no existen.
- En los sueños sí- le repliqué.
- Ni en los sueños ni en la realidad. Solamente en los libros y en algunas películas idiotas. ¿Por qué no soñás con cosas verídicas? No vale la pena soñar irrealidades.
Después se dio vuelta y siguió soñando con humanos con alas que sobrevuelan los techos de las casas bailando.
Yo, por llevarle la contra a sus pedidos nomás, me puse a soñar con la felicidad eterna y con el amor ideal.
Me despertó en medio de la noche y me dijo con una voz gritona:
- No jodás, los unicornios no existen.
- En los sueños sí- le repliqué.
- Ni en los sueños ni en la realidad. Solamente en los libros y en algunas películas idiotas. ¿Por qué no soñás con cosas verídicas? No vale la pena soñar irrealidades.
Después se dio vuelta y siguió soñando con humanos con alas que sobrevuelan los techos de las casas bailando.
Yo, por llevarle la contra a sus pedidos nomás, me puse a soñar con la felicidad eterna y con el amor ideal.
2 comentarios:
Muy buen cuento, muy buenos sueños... Felicitaciones
Jamás soñé con unicornios.. pero quiero!
Publicar un comentario