MATÍAS ORTA, crítico de cine y director general del sitio A SALA LLENA, habla acerca del festival.
Foto: Matías Orta
Si
tuvieras que explicar de qué se trata el festival a alguien que escucha la
palabra BAFICI por primera vez, ¿qué dirías?
BAFICI es Buenos Aires Festival Internacional
de Cine Independiente. Si bien desde el comienzo puso énfasis en producciones
cinematográficas que le hacen honor al nombre, con los años el festival fue
incorporando películas que cuentan con respaldo económico (sobre todo, las
internacionales, algunas en carácter de preestreno), aunque conservando la esencia
del principio. Por supuesto, qué es realmente el cine independiente es un tema
que se sigue prestando a debates.
¿Conocés algo de la historia del festival? ¿En qué año surge? ¿En qué contexto
político surge?
El festival comenzó en 1999, durante los
primeros meses de la Alianza en el poder. Pero, sobre todo, apareció en una
época donde el cine independiente argentino venía de cobrar un impulso decisivo
gracias a films como Pizza, Birra y Faso,
Mundo Grúa y, unos años atrás, Rapado. Películas hechas con pocos
recursos por una joven generación que venía de formarse en escuelas de cine
(furor durante aquellos tiempos), que le cambiaron la cara a un cine nacional necesitado
de una renovación urgente. Así que podemos decir que surgió en un momento de cambios
políticos, sociales y culturales.
Según tus conocimientos sobre el tema: ¿Cuáles son las principales estrategias
de inserción y de sustentación en el BAFICI? Es decir, ¿cómo se promueve?,
¿cómo se financia?, ¿qué lugar tiene la prensa y los medios de comunicación
masivos en el festival?
El festival cuenta con apoyo del Gobierno de
la Ciudad y tiene una gran cantidad de sponsors de diversas clases. El nivel de
difusión que tiene es importante; hasta cuenta con afiches en distintos puntos
de Capital Federal, ya que que se desarrolla en cines de esa zona. Por
supuesto, internet y las redes sociales se volvieron cruciales para maximizar
su alcance.
¿Qué
importancia considerás que tiene este festival dentro del campo cultural en el
que se inserta?
El festival se consolidó como uno de los
ámbitos culturales más importantes de Buenos Aires, del país y del mundo. Es una
estupenda oportunidad para ver películas que, en muchos casos, no logran tener
estreno comercial en las salas argentinas, y de presenciar los primeros pasos
de películas que inician un recorrido festivalero. Las largas colas y las
cifras de recaudaciones son una buena muestra de que es un éxito muy
convocante. Por otra parte, como todo festival, permite que cinéfilos y
cineastas se reencuentren o se conozcan, y no pocos proyectos nacen en
contextos de estas características.
¿Qué
podés contarnos con respecto a tu experiencia personal en torno a este
festival?
Mi experiencia siempre fue positiva. Comenzó
en el ’99, como espectador, y en los últimos años fui convocado para escribir
en el Sin Aliento (el diario del festival) y hasta para presentar películas. Puedo
cubrirlo para A Sala Llena, junto a mis
colegas, escribiendo crónicas, críticas y realizando entrevistas a cineastas
argentinos y del exterior. Los festivales de cine son un mundo aparte, una
dimensión paralela (el cine, desde ya, es así), y el Bafici tiene un lugar
especial en mi carrera y en mi vida. Ojalá siga de esa manera.
Foto: Matías Orta