Don Cosme subía y bajaba peñascos. Su único cabrito se había perdido en la inmensidad de la Quebrada de Humahuaca.
Un turista europeo que andaba por ahí, vio tan preocupado a Don Cosme que decidió ayudarlo sin ningún compromiso y sólo por incurrir en una aventura exótica.
Finalmente, fue el turista quien encontró al dichoso cabrito, atrapado entre unos arbustos achaparrados.
Don Cosme, muy agradecido, invitó al extranjero a almorzar a su casa, y lo agasajó con una exquisita cazuela de cabrito.
4 comentarios:
Lu: cómo estás? Yo aquí por empezar a estudiar, pero tomandome un tiempito para deleitarmecon us palabras. Gracias por volver.
Un beso grande...
je ironico y con final negro! saludos lucila paso por tu blog a dejar mis comentarios!
Me encanta que vivas en salta!
Jajajajajaja, negrísimo el relato!
¡Lo vi a Fort!, pero no me saqué fotos con él, jajaja. Sí tengo fotos con Campanella. Un grande.
Que sigas bien.
M
Hola Lucila, me encantó el humor que usaste en el relato.
Un abrazo.
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