En esta ciudad aprendí a correr detrás de los bondis, trepar a saltos las escaleras, esquivar los charcos de la calle, acelerar el paso en las avenidas, ondular entre la gente y las máquinas, pisar baldosas flojas, zapatear sobre el chasquido de las hojas secas, seguir la procesión de la salida del subte, trotar, siempre trotar, trancos altos y largos, vamos que se hace tarde, muy tarde, no hay tiempo para darme vuelta a mirar quién me pisa los talones.
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