17 febrero 2017

LAS VUELTAS DE LA VIDA SON VUELTAS DE LLAVE


Tenía la costumbre de cerrar la puerta con dos vueltas de llave, alejarse, sentir un tironeo inoportuno que lo obligaba a girar la cabeza, regresar, poner de nuevo la llave en la cerradura, corroborar, volver a salir.

A veces volvía después de haber caminado algunos metros. Otras, retrocedía cuadras enteras. Con frecuencia iba y volvía sin parar y entonces llamaba al trabajo o a los amigos para avisarles de un malestar imprevisto. Cómo explicarles que se había demorado cerrando una puerta ya cerrada. Lo alteraba adivinar la mirada ciega de la cerradura, siempre acechándolo.
 


 

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