16 julio 2017

Tengo afición por el huevo pasado por agua. Por apresar el gusto de la yema tibia, líquida, casi cruda. El huevito de la infancia que mi mamá me servía en una taza diminuta, apenas deshilachado en la superficie.
Pero mientras el huevo se agita entre las aguas, corrijo prácticos, leo, escribo, salgo a descolgar la ropa. Nunca llego a tiempo para la cocción acotada. Termino conformándome con la consistencia rígida de un solcito que emerge de una coraza blanca y que, mientras rueda sobre el plato, me reprocha la solidez de mis despistes.
 
Artista: Edwin Giovany Vacaro Buezo (Guatemala)
 

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