22 diciembre 2017


La siesta provinciana


Vengo de una provincia

de siestas blandas y suaves

días partidos al medio

tardes de horas puestas

a secar en la soga

del patio de atrás. 


A los seis años

el tiempo de robar las galletitas

de la caja de arriba

sin ruidos ni huellas.

Mamá no sabe. Duerme.


La siesta es

un paréntesis en la mitad

de una frase enrevesada.

La pausa necesaria para tomar aire

y amanecer otra vez.

La ciudad suspendida

entre los pliegues de la almohada.


Y qué si la vida es un montón de siestas

que robó una mano chiquita

de la caja negra de los mandados 


y qué si la muerte es una siesta larga
de la que nadie te venga a despertar.



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